Aprender a vivir sin salirnos de ningún lado
Columna Domingo Sudaca
Por @laflacadelamor
El presidente Andrés Manuel López Obrador publicó y leyó ayer el “Decálogo para salir del coronavirus y enfrentar la nueva realidad”, y yo que vivo en México con mi familia hace casi tres años, me quedé desconcertada. Si el propósito del texto era tranquilizar a la población y darle esperanzas, en mi caso no surtió efecto.
Y no es que sea inconformista, es que estoy preocupada. Los casos por covid-19 no bajan, los muertos tampoco y ya estamos en una “nueva normalidad”. La economía no se puede detener, claro, la gente tiene que comer… Pero ¿Cómo le hacemos?
“Salir del coronavirus”, titula el texto el presidente (que por cierto no tiene firma). Realmente el covid-19 llegó para quedarse y no podemos “salirnos” del virus. No hay vacuna todavía para curarnos y, cuando exista, hay que tener bien en claro que la cepa mutará. No hay salida, se aprende a vivir con el virus nuevo sí o sí.
“Recobrar a plenitud el sentido de la libertad y decidir nosotros mismos, con base en lo que hemos aprendido, cómo protegernos del contagio y de la enfermedad”, dice el presidente. El sentido de la libertad como conocíamos, ya no es el mismo. Hoy en día no vivimos “plenamente” en libertad, tenemos a nuestros hijos “encuarentados” desde hace meses, sin derechos prácticamente. Pensar en sacarlos y que se contagien –con un país en semáforo rojo y en nuestro estado contagios y muertes en alza a pesar del semáforo naranja- da mucha incertidumbre y miedo. Da pánico.
“Defendamos el derecho a gozar del cielo, del sol, del aire puro, de la flora y la fauna y de toda la naturaleza”. Cuando leí esto, me imaginé como hippies, corriendo por praderas y hundiéndonos semidesnudos en el mar de Progreso ¿Con cubrebocas o sin cubrebocas? Actualmente no está para salir a corretear por ahí ¿De quién vamos a defender nuestro derecho de gozar? ¿Del coronavirus?
“Alimentémonos bien; optemos por lo natural, lo fresco y nutritivo”. El presidente habla de los animales de patio o de potrero y yo me imagino que él nos imagina con una huertita y gallinas en la terraza de nuestras casas o departamentos. No siempre es posible este tipo de alimentación, muchas veces lo orgánico también es más caro y el ritmo de vida de locos que llevamos nos inocula comprar en cocinas económicas o cocinar a las corridas para nuestra familia. Sí hay que tomar mucha agua y evitar las adicciones, ahí está bien. El sector salud debería hacer más campañas y concientización al respecto, no es chamba del presidente.
“No olvidemos que la familia mexicana es la mejor institución de seguridad social en el país. En nuestra América, como lo canta Rubén Blades, “a pesar de los problemas, familia es familia y cariño es cariño”. Algunas veces la familia puede ser una prisión de abandono, violencia, abuso y muerte. La mejor institución de seguridad social debe ser donde te sientas más segura/o, tú y los tuyos. La sangre es la sangre, sí… Pero no siempre da cariño y la familia la puedes encontrar en otros lugares donde te sientas más sano.
Ser optimista, feliz, no materialista, fraternal, llevar una vida sana y espiritual son los ejes principales de este decálogo. A mí me queda la sensación de que, como primer mandatario de México, lo ideal no era un decálogo que puede leer un sacerdote o un pastor en una iglesia, o un coacher de psicología emocional, chakras o autoayuda… Como presidente del país, esperaba temas más aterrizados a nuestra realidad de salud, desarrollo económico, política exterior, educación, etc. Que nos muestre un poco el rumbo para saber “cómo le hacemos realmente ahora” para seguir en esta “nueva normalidad”, cuidándonos para no contagiarnos ni mucho menos morirnos, de forma concreta y sin tanta espiritualidad. Que podamos aprender a vivir sin salirnos de ningún lado.
¡Bravo, comparto plenamente!
Gracias por comentar, Carolina! 😀