Cómo vive una mujer en pandemia ¿A ti también te pasa?
Sábado Sudaca
Por @laflacadelamor
Esta historia es verídica.
Tienen hijos y, en plena cuarentena por el coronavirus, conviven todos desde hace casi dos meses, bajo el mismo techo. Papá y mamá hacen homeworking y los chicos sus respectivas tareas escolares que les mandan del colegio, además de las clases por zoom. Las rutinas continúan desde el hogar, en las cuatro paredes que los contienen.
Sin embargo, las quehaceres de la casa y la atención prioritaria de los hijos los tiene la mamá. Sí, ella que, además, debe trabajar desde el hogar.
¿Qué hace la mamá además de cumplir un horario de homeworking todos los días? Cocina, lava platos, barre, trapea, lava ropa, tiende ropa, junta la ropa, dobla la ropa, guarda la ropa, pone las bolsas de la basura, saca dos veces por semana la basura a la calle para que la recolecten, junta juguetes, quita el polvo, entretiene a los hijos, comparte su espacio laboral con el resto de la familia, sale de compras al súper más cercano, contesta el teléfono, está pendiente de los vencimientos de las facturas que llegan a la casa, tiende las camas, ordena la mesa, comparte su computadora con los hijos para que puedan conectarse al zoom (en ese tiempo debe dejar de trabajar obligatoriamente), imprime las tareas de la escuela y hace las actividades con los hijos.
Entre otras cosas, también se baña, hace un poco de ejercicio diario, se pinta el pelo, se pone crema en la cara por las mañanas y las noches, se depila, se coloca alguna mascarilla una vez por semana, lee, escucha música, platica por teléfono, chatea, contesta mails…
El papá no hace cosas en la casa por “motu proprio”, sino inducido. El papá sale de compras más que la mamá, trabaja desde la casa como la mamá, algunas veces cocina… Sin embargo, el 80% de las tareas que hace ella (mencionadas en el párrafo anteúltimo) no “nacen” del papá como algo natural. En todo caso son tareas “inoculadas” y realizadas, en esta historia verídica, a regañadientes.
El cuidado de personas y de hogares en México recae principalmente en las mujeres, esto no es noticia. En promedio, ellas invierten 39 horas semanales en este trabajo no remunerado. Es el triple de horas en comparación a los hombres, según cifras del Instituto Nacional de Mujeres (Inmujeres).
Otra estadística nacional dice que mientras las mujeres participan con 76.7 por ciento en el trabajo no remunerado del hogar, los hombres lo hacen con 23.3 por ciento.
Y hoy día en plena contingencia y permaneciendo los dos en casa, la cosa no cambia o cuesta mucho que cambie. Cuando la mujer pide/exige/ruega que se realice alguna tarea del hogar o se brinde apoyo a los hijos con las actividades escolares desde la casa, es normal escuchar de parte del hombre en pleno homeworking: “Es que yo estoy trabajando”.
La demanda y carga física y mental que llevan hoy día las mujeres en cuarentena es enorme, estresante, agotadora. Y realmente no hay reglas o leyes que digan: “Esto lo tienes que hacer tú o yo”. Sin embargo urge replantear y establecer nuevas dinámicas en la casa para que todo sea más llevadero.
La casa es de todos, los hijos son de los dos papás y las tareas que el hogar y la crianza conllevan, debe ser de a dos. Parece todo tan obvio, pero tan incierto también.
Seguimos en pandemia, todos bajo el mismo techo. Urge que cambie la “lógica” que llevamos ahora en pro de un escenario más saludable para todos. Es fundamental que usemos este tiempo para reemplazar el chip que llevamos desde hace tanto y con el que nos criaron para enseñarles a nuestros hijos algo bueno de todo esto. Igualdad, empatía y compañerismo para una mejor calidad de vida. Aprovechemos lo que nos toca vivir de alguna forma positiva.