Los niños, invisibilizados en la pandemia
Columna: Sábado Sudaca
Por @laflacadelamor
-“Siento algo pero no sé cómo explicarlo”
-“¿Qué sentís?”
-“No me siento bien”
-“¿Te duele algo? ¿La panza, las piernas?”
-“No, no es dolor del cuerpo”
-“¿Qué es, entonces?”
-“No sé cómo decirlo”
-“¿Te sentís aburrido?”
-“Sí, me siento aburrido y además estoy triste”.
Esta plática que acabas de leer la tuve hace unos días con mi hijo Martín, de 9 años. El niño hace más de un mes que no sale de la casa. Su hermana Julia, de 14 años, tampoco. Ellos viven prácticamente una “cuarentena obligatoria”, decretada por sus padres que los hace permanecer irrevocablemente en el hogar. Entre las cuatro paredes resuelven sus vidas desde hace más de 30 días y quizás es hora de que todos nos preguntemos qué les pasa a nuestros chicos en época de contingencia por el coronavirus.
Porque si yo, como adulta, me harto de estar adentro, me pongo un cubrebocas y voy al súper a comprar. Salgo a la calle, estiro las piernas, me da el sol en la cara. A ellos no. Y estamos tan acostumbrados a contar, como adultos, qué nos sucede en esta cuarentena… Hablamos por teléfono, chateamos, cambiamos nuestros estados en redes sociales, vivimos expuestos de forma virtual. Pero algunas veces nos olvidamos qué les pasa a ellos, los bajitos de la casa, con toda esta situación inédita que estamos viviendo como podemos.
Recuerdo que, unos días antes de la “cuarentena a conciencia” que declaró el Gobierno de México, fui al Oxxo con el más chiquito de la familia. Antes le pedí que no tocara nada, que mantuviera la distancia de la gente y todo eso. Cuando estábamos adentro, Martín vio a un hombre con cubrebocas y salió corriendo en dirección opuesta. Para él, el señor de tapabocas tenía coronavirus.
Otro día, yo salí a hacer una nota y cuando regresé me dijo: “Mamá, báñate porque traes el covid a casa” ¿Cuánto saben de todo esto? ¿Cuánto es necesario que sepan? ¿Cómo les afecta emocionalmente la pandemia?
El confinamiento nos dejará imágenes imborrables en la memoria: calles casi vacías, gente con cubrebocas, colas infinitas en el banco o en el súper manteniendo una distancia, retenes policíacos, municipios cerrados… Sin embargo algo que no nos vamos a borrar de la mente –y más si tienes hijos- son los parques vacíos, los columpios inmóviles, las canchas de básquet mudas.
Desde que arrancó el aislamiento y los chicos ya no van a la escuela, tampoco salen casi al aire libre. Pueden hacerlo en los patios o terrazas de sus casas, pero con este calorón y sol, la mayoría lo evita. El otro día leía en el diario Página 12, de Argentina, algo que viene como anillo al dedo:
“Invisibilizados con o sin pandemia por una sociedad adultocentrista que pocas veces los considera sujetos de derecho, la crisis sanitaria hizo que los chicos desaparecieran del espacio público, de los medios y de los discursos, salvo que se hable de la problemática educativa. Los abordajes suelen apuntar solamente a qué hacer con los chicos en cuarentena y cómo sobrevivir a la convivencia forzada. Pero las preguntas poco formuladas en esta crisis sanitaria es qué sienten, qué piensan, qué necesitan y cómo ayudarlos, mientras se los erige como héroes y se les pide que hagan el mismo esfuerzo que los adultos para evitar la propagación del virus”. Más claro, imposible.
Países en contingencia como Alemania, Italia, Francia, Suiza, Austria, Bélgica y esta semana pasada España ya establecieron diferentes sistemas para permitir que los chicos salgan a la calle, acompañados en todos los casos por un adulto responsable y respetando el distanciamiento social.
En México todavía estamos muy lejos de esto, al parecer. Nuestros niños están invisibilizados y sólo nos referimos a ellos durante la pandemia por cómo se comportan en casa, qué actividades podemos hacer con ellos, si tienen o no clases online o si alguno o alguna se contagió del virus o si lamentablemente murió. Después de eso parecen borrados del mapa.
Y sí, son sujeto de derecho, por supuesto. En medio de tanta incertidumbre y cambios de paradigmas, ahí están, escuchando y viendo todo, absorbiendo como esponjas la situación, creciendo indefectiblemente. Y sobre todo externando qué les pasa, qué sienten, cómo se sienten y qué necesitan de nosotros.
Más allá de hacer miles de actividades por día con ellos o de dejarlos conectados a la tableta o a la tele por horas, sentémonos un ratito y platiquemos. Vamos a preguntarles cómo están y que ellos nos pregunten a nosotros lo que quieran. Contestemos las preguntas que sean necesarias. Lo más importante hoy día es que nosotros, sus papás, no los invisibilicemos. Después veremos cómo sigue todo esto.
(En la imagen, Martín jugando por “Zoom” con sus cuates de la escuela).
Que buen artículo, lamentable que nuestros pequeños estén pasando por situaciones como esta. Lo gratificante, esos amigos que están ahí para hacer de la cuarentena algo pasadero.
Eso!!! Gracias por los amigos del Zoom y gracias a los papás y mamás que entienden que hay nuevas formas de comunicarse y que a nuestros niños les hace bien!!!
Gracias por tan excelente artículo! Los niños inquietos ante esta situación pero tratando de ser lo mas responsables dentro de su propia infancia. Gracias a esa amistad de años de los chicos!!
Gracias a ti, querida Pamela!