“Ser inventor en México es ir contracorriente”
Lo queremos llamar “inventor” pero él no se deja. Dice que hasta que no esté patentado su proyecto no se considera tal, sólo un emprendedor. Se llama Daniel, es estudiante de Ingeniería Química y si trae entre manos un invento que le despertó la paternidad. Aquí nos cuenta si es fácil inventar en México:
Lo encontramos en una de las primeras filas del auditorio de Centro de Investigaciones Científicas de Yucatán (CICY), escuchando con atención y tomando nota. El exponente era el doctor Aarón González Córdoba, inventor de leches fermentadas funcionales con efecto cardioprotector, con un modelo de negocio ya en acción. Daniel Alejandro López Mujica, estudiante de Ingeniería Química y “futuro” inventor, vino a aprender y aprehender y hoy, Día del inventor Mexicano, es el protagonista de esta nota.
De Coatzalcoalcos, Veracruz, Daniel llegó a Yucatán hace tres años porque en su tierra era complicado vivir: “Ya no sabías qué hacer con tanta balacera”, cuenta, afligido. Hoy su vida cambió, estudia Ingeniería Química en la Escuela Superior de Ingeniería y tiene una hijita yucateca de siete meses, quien le despertó el instinto no sólo paternal, sino de inventor que trae en la mente desde chico.
Y con un 90% de su invento a punto de patentar, Daniel nos cuenta cómo es ser inventor en México, un país que se jacta de tener muchos inventores y patentes en aumento cada año. Sin embargo ¿Es fácil inventar en este país? ¿Se apoya a los emprendedores? ¿Hay mucha burocracia para patentar? Daniel no tiene la verdad absoluta, claro, pero sí es un claro ejemplo de lo que significa inventar en Yucatán y México. Conózcanlo:
¿Cuál fue tu primer invento?
Cuando tenía como 14 años odiaba abrir las latas de atún, salpicarme la ropa y que me apestara horrible. Entonces, a esa edad, diseñé un decantador de atún, que eran dos pedazos de goma unidos por una pequeña ranura. Eran como los pétalos de una rosa que se abría, con orificios y hacía efecto de vacío que succionaba el agua. Empecé a idearlo con plastilina y traté de hacerlo con otros materiales pero lo dejé porque no tenía infraestructura. Sigo teniendo la idea, aunque ahora venden el atún al vacío y el impacto que tendrá sería de la mitad del esperado.
¿Te consideras un inventor?
Creo que hasta que no tenga la patente que me acredite como tal, no soy inventor. A mi juicio mis cosas son innovadoras porque no existen, yo las he buscado y no encuentro algo que se les parezca.
¿De qué se trata tu invento?
Tuve una bebé hace siete meses y veo que todos los papás gastamos mínimo una o dos horas meciendo a nuestros hijos para que se duerman. Ellos asocian el movimiento con la cercanía de un ser humano, así lo reconoce un bebé. Entonces pensé que estaría padre hacer algo que le diera ese movimiento sin que yo esté todo el tiempo presente para hacerlo y se puede manejar desde una aplicación. Pienso llamarlo “Arcoiris”.
¿Hay algo similar en el mercado hoy día? ¿En qué se diferencia tu invento?
Hay similares pero son imprácticos, con la funcionalidad en segundo término y no se controlan desde una aplicación como el mío. Además, mi invento cuesta un tercio de los que ya existen.
¿En qué instancia de avance está el proyecto?
Tengo seis proyectos, pero este es el más avanzado, ya funciona y estoy a un 90% de patentarlo. Hace dos años que comencé y voy juntando dinero de a poco para continuar. Me apoya mi familia y por eso voy lento, ya que no cuento aún con patrocinadores.
¿Es fácil emprender en México?
Por Dios no, es horrible… En México no se apoya a lo mexicanos inventores y te doy un ejemplo: Hacer un molde de plástico -que sería óptimo y de gran avance para mi invento- cuesta alrededor de 350 mil pesos. Ahí te respondes porqué el 70% de la gente en México es pobre… Japón, que es un país pequeño, una isla, vive de patentes, ellos venden ideas. En nuestro país no se le da potencial a chavos con excelentes ideas, no se les da importancia.
Si tuvieras que definir al inventor mexicano en su día ¿Cómo lo harías?
Ser inventor en México es ir contracorriente. No hay ayuda, no hay lugar y todo tiene que ver con la constancia que tú tengas para continuar. Te doy un ejemplo: he llamado al Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual (IMPI), te contesta la operadora, te pide que aguardes en línea, esperas más de 10 minutos y finalmente te cuelgan. Y yo necesito avanzar…
¿Qué necesitas hoy día?
Necesito más conocimiento para terminar, que me apoyen con personas que sepan de mecánica o electrónica para que evalúen el proyecto y vean si me pueden apoyar económicamente con una inversión consensada con miras a futuro. Si mi proyecto avanza se pueden emplear más personas y así se hace una cadena de productividad que ayuda a todos.- Cecilia García Olivieri.