“Cuento las horas para volver a verla”
Imagínate que te fuiste de tu tierra hace más de 18 años y que en 48 horas vas a volver a abrazar a tu mamá después de tanto tiempo ¿Cómo te sentirías? Rosi Mutul está en esos zapatos y emocionarse con ella es inevitable. Gracias al programa estatal “Cabecitas Blancas” madre e hija se volverán a abrazar. Aquí Rosi nos comparte cómo se siente ahorita mismo…
Por no checar la diferencia horaria entre California y Yucatán, es muy temprano cuando hoy hicimos que sonara el teléfono de la casa de Rosi, en Los Ángeles. Sin embargo ella ya está despierta. Y emocionada. Y ansiosa. Y un poquito nerviosa.
En ese mar de sensaciones que le pasan por la cabeza y el cuerpo al mismo tiempo, Rosi cuenta las horas y cada vez que se imagina el abrazo que le dará a su mamá Antonia, llora un poquito.
Hace 18 años, esta mujer tenía 24 y abandonó su natal Tecoh para seguir a su prometido Limberth, quien ya residía en Los Ángeles y la esperaba. Allí juntos formaron una familia, tienen dos hijos hermosos y sienten que ahí tienen “su casa”, porque es el lugar de donde son sus niños. Pero el corazón a veces no entiende de nacionalidades y extrañar es inevitable y, a veces, duele mucho, sobre todo cuando uno no puede despedirse de sus seres queridos.
Gracias al programa estatal “Cabecitas Blancas” -que por convenio entre el Gobierno del Estado de Yucatán y el Consulado de Estados Unidos yucatecos que residen en forma ilegal en el país vecino pueden reencontrarse con sus padres- el jueves 11 a las 8 pm Antonia mamá y Rosi hija se volverán a ver las caras.
No la despertamos, no. Rosi casi no duerme de la emoción. Pero mejor que te lo cuente ella:
¿Cómo te sientes?
Muy contenta, emocionada y ansiosa. Cada vez que pienso que voy a ver a mi mamá, me emociono (llora). Pienso también que hace 18 años fue la última vez que nos vimos y las dos estamos diferentes, no somos las mismas.
Cuéntanos por qué dejaste Yucatán hace 18 años ¿Cuántos años tenías?
Mi esposo Limberth y yo nos conocimos en Tecoh cuando éramos chicos, los dos nacimos allí. Crecimos juntos y nos dejamos de ver un tiempo, cuando él y su familia se fueron a vivir a Chetumal. Tenemos en común una tía y un tío que se casaron y cuando él regresó a Tecoh nos hicimos novios. Estábamos comprometidos cuando él, por esas vueltas de la vida, se vino a trabajar a Los Ángeles y yo lo seguí al tiempo. Tenía 24 o 25 años. Él era músico en Yucatán y aquí trabaja en un lavadero de autos.
¿Cómo fue iniciar una nueva vida en Estados Unidos?
Es diferente todo. El clima en Yucatán es caliente y cuando llegué acá hacía frío, pero ha ido cambiando y yo también me fui adaptando, aunque siempre es difícil. Todo es diferente: la cultura, la comida y se extraña mucho a la familia. Es difícil y después de 18 años te puedo decir que todavía lo es. Nuestra razón de estar aquí es por nuestros hijos y aunque nosotros extrañamos mucho, esta es la tierra de ellos y aquí es donde tenemos que estar.
¿Qué es lo más difícil y lo más llevadero?
Lo más difícil es no poder ver a mi familia… Hace poco más de un año perdí a mi papá Manuel y fue lo más difícil que viví hasta ahora porque no pude despedirme de él (llora). Por eso le pedí Dios que me permitiera volver a ver a mi mamá… Mi esposo está en la misma situación, él también perdió a su papá y no pudo volver a verlo. Esperemos que pronto pueda venir a visitarnos su mamá. Lo más llevadero de vivir aquí es ver que mis hijos están bien en la escuela y estar con mi familia.
Ser mamá lejos de casa… ¿Qué significó para ti?
Fue un momento lindo pero difícil a la vez. Me sentí sola y siempre me hizo falta mi mamá. Cuando una es primeriza la necesitas para que te de consejos y te ayude y eso fue complicado. Estuvieron cerca de mí conocidos yucatecos que residen aquí, pero mi familia no estaba. Mis hijos tienen 17 y 11 años.
¿Cómo te contactaste con el programa estatal “Cabecitas Blancas”?
Un familiar se enteró y me avisó, así que averigüé y me contacté con el Indemaya. Mi esposo Limberth hizo todo el trámite y se hizo cargo de todos los gastos. Yo tengo la bendición de no trabajar aquí y puedo criar a los niños. Con lo que él gana gracias a Dios podemos vivir bien, sin lujos pero tenemos lo que necesitamos.
¿Qué harán con tu mami cuando se vean?
(Emocionada) Pues primero platicar mucho y luego enseñarle cómo vivimos aquí, ella ni se imagina cómo es… También vamos a llevarla a Disneylandia y vamos a pasear por otro lugares.
¿Qué platillo yucateco quieres que te prepare?
Yo aprendí a cocinar yucateco y acá consigo muchísimas cosas de Yucatán, pero el sazón no es el mismo. Me gustaría que ella me prepare tamales porque yo no he podido hacer.
Esta entrevista seguro la ve tu mamá. Dale un mensaje antes que llegue ese abrazo tan deseado.
(Emocionada) Mami la quiero mucho y la amo. Cuento las horas para volver a verla.- Cecilia García Olivieri.
(En la imagen de portada, Rosi con su esposo Limberth y sus hijos Limberth Steven y Christopher David).