¡A mover el esqueleto!
Columna: Sábado Sudaca
Por @laflacadelamor
Creo que ya les conté que no disfruto en lo más mínimo las fiestas escolares. Dentro de las cosas que menos me gustan de la maternidad, esta es una de ellas: ver a mis hijos y a los de los demás padecer calor adentro de trajes caros que sólo usarán una vez y en una fiesta que probablemente sea para el olvido. O para “mi” olvido. Y si a eso le sumamos que los días previos a la celebración de fin de curso perdieron numerosas horas de estudio escolar para practicar rutinas de baile, ahí me encabrono un poquito más. Esta falta de interés maternal trasciende fronteras: las fiestas escolares no me gustaban en Argentina ni acá.
Antes sentía que era la única que no disfrutaba de los fines de curso de mis hijos (y de los hijos de todos ustedes, claro). Y estas son cosas en la maternidad que son políticamente incorrectas. Una fue creada para sentirse ansiosa, feliz y enamorada de ver a sus hijos “brishar” (así lo digo yo) arriba de un escenario. Pero no, no me pasa. Y poco a poco me fui topando con madres que, en silencio, sentían lo mismo que yo. Definitivamente somos de closet.
Una fiesta escolar ideal para mí sería aquella en la que mis hijos actúen primero y después los pueda retirar del teatro. Claro que esto nunca pasa y te tienes que chutar la actuación de otros cientos de chiquitos antes de que los tuyos muestren sus fases histriónicas. C’est la vie, el lado B de la maternidad, digo yo.
Pero este fin de curso pasó algo curioso: me gustó la fiesta, la de los dos hijos. No sé cuánto brainstorming les llevó a las autoridades escolares armar el evento, pero se lucieron con el tema: “Música de los años 50 hasta Michael Jackson”, así más o menos sería la temática de la despedida del año de primaria y secundaria de la escuela donde van mis hijos.
Martín, de ocho años y finalizando segundo de primaria, bailó “El rock de la cárcel” de Elvis Presley. Rockeó como loco vestido de presidiario con una chaqueta de cuero divina que le prestaron. Y Julia –de 13 y primero de secundaria- fue una chica a Go-go de vestido plateado furioso, quien bailó y brilló con “Can’t take my eyes off you”.
Y voy a ir un poquito más lejos en la incorrección política materna: mis hijos bailaron bien y sobre todo disfrutaron del acto (y los aplaudí como loca, los filmé, les tomé fotos y les grité ¡Bravo, bravo!). Sin embargo hubo otros chicos que bailaron mejor, sobre todo los de cuarto de primaria que nos hicieron aplaudir a rabiar con “Billie Jean” de Michael Jackson (con rutina de sombrerito y jueguito de llevarlo del brazo hasta la mano con precisión) y un tema de Abba que hizo tercero de secundaria. Estuvieron geniales.
¿Saben qué fue lo que más me gustó? El disfrute del baile. Pensamos que los chicos están enfermos con la tecnología y ya no le dan bola a nada más, pero no… De repente los pones a practicar a diario una rutina y, cuando les toca lucirse, lo hacen y con creces. Bailaron, rockearon, hicieron breakdance, movieron la pelvis como Elvis y Michael y se aplaudieron a ellos mismos, felices como lombrices.
Y aquí paro la pelota y me autocritico: si yo no disfruto de los actos escolares pero ellos sí, entonces yo también voy a ponerme loca de felicidad y con creces. Y voy a ir más lejos en esta apuesta: en casa vamos a bailar más, sobre todo con Michael Jackson que nos gusta a todos en la familia. Vamos a temblar con Thriller, vamos a hacer pasitos locos de break dance con Beat It y vamos a pararnos en un ángulo de 45 grados como Michael y sus secuaces en Smooth Criminal.
Bailemos más, está buenísimo mover el esqueleto. Ayer veía a los papás y mamás de los chicos de tercero de secundaria, emocionados arriba del escenario y abrazados a sus hijos e hijas bailando juntos un tema lento de Aerosmith (como un vals, pero moderno) y me pregunté por qué no hacemos más estas cosas en casa con ellos. Bailar es jugar, juguemos y bailemos hasta el cansancio.
Y si piensas que hace mucho calor para estas actividades dancísticas, en realidad hoy día transpiramos hasta cuando hablamos y sin movernos demasiado. Por lo menos que valga la pena.
Acá les dejo un regalito: ¡Buenos bailes para todos!
me encanta tu columna soy tu fan
Gracias, mamachita linda!!!!