“Me da esperanza la resiliencia de la naturaleza”
El cambio climático no implica sólo altas temperaturas… Por la impredictibilidad de las lluvias, la gente abandona la milpa para dedicarse a una agricultura más intensa y agresiva para el medio ambiente ¿Hay una luz al final del camino? El investigador Juan Manuel Dupuy dice que sí. Entérate
Mientras en una punta de la ciudad anunciaban en el foro “Dimensiones Sociales del Cambio Climático en Yucatán” que literalmente: “Nos estamos cocinando de a poco y urgen tomar acciones para que esto no continúe”, en otro lugar y a la misma hora Sumario Yucatán platicó con Juan Manuel Dupuy Rada, investigador titular de la Unidad de Recursos Naturales del Centro de Investigación Científica de Yucatán (Cicy), quien nos habla, en el mismo marco, de la resiliencia de la naturaleza.
¿Te suena la palabra? Hoy día está muy de moda para distintos ámbitos de la vida y significa la capacidad que tenemos de superar situaciones y adaptarnos a cambios. En ecología también se usa y por eso el investigador del Cicy desde hace 17 años la pone sobre la mesa y nos dice que resiliencia en este caso significa la capacidad de recuperación que tienen los ecosistemas. El cambio climático ya es un hecho, lo estamos viviendo, y Dupuy Rada tiene una mirada esperanzadora al final del camino.
Con él platicamos hoy y aquí te dejamos la entrevista. Te vas a enterar de cómo afecta el cambio climático no sólo a las altas temperaturas que vivimos, sino también a diversos aspectos que atañen a nuestro Yucatán. Entérate:
¿Qué haces en el Cicy?
Trabajo principalmente en la estructura y diversidad de selvas tropicales. Hace 17 años llegué a Yucatán y me metí por completo al estudio de los bosques secos.
De 17 años a la fecha ¿Cómo ves el cambio climático en esta zona?
Es muy evidente el efecto del cambio climático y lo noto específicamente en la baja predictibilidad de las precipitaciones, su atemporalidad y su cantidad. Los bosques secos se caracterizan por mucha variación en la temporalidad y la cantidad de precipitaciones, pero eso se ha ido acentuando muy claramente en los últimos años. Y lo noto de manera indirectamente con la gente que practica la milpa. Los agricultores están abandonando el cultivo de la milpa para dedicarse más a una agricultura intensiva, con uso de tractores -mecanizado todo- alto uso de fertilizantes, pesticidas y agroquímicos porque esto les asegura la producción. Ellos han perdido muchas cosechas por la impredictividad de la precipitación.
¿Cómo se manejaban antes?
Tradicionalmente y durante muchas generaciones -milenios de cultivo de la milpa- habían desarrollado indicadores -de acuerdo a las lluvias- de cuándo debían sembrar, si iban a poder cosechar, y de acuerdo a que es agricultura temporal, el manto freático es mucho más profundo y muy poca gente tiene acceso a invertir en sistemas de riego, sobre todo en la zona Puuc.
¿Qué está sucediendo ahora con el clima?
Antes era impensable que hubiera precipitación copiosa en abril y en plena época de sequía y lo hemos tenido en años anteriores. Este año, por ejemplo, no sabemos cuándo vamos a tener lluvia o sequía y cuán largas van a ser y eso lleva a la pérdida. Los agricultores apuestan a que va a seguir lloviendo para cosechar y eso no ocurre.
Además de la milpa ¿En qué otros aspectos tiene implicaciones este cambio climático?
Tiene implicaciones en otras actividades como en la apicultura. El tajonal, por ejemplo, es una planta que produce una gran cantidad de flores y son una fuente muy importante de alimento para las abejas y hasta hay miel de tajonal. Ahora, con el abandono de la milpa y el uso de zonas agrícolas de manera intensiva, el tajonal no aguanta niveles altos de pesticidas y se han reducido también las superficies donde habitaba. Todo esto afecta directamente a la apicultura.
Y seguimos relacionando el cambio climático sólo con los cambios de temperatura…
Sin embargo tiene diferentes aspectos. Uno de ellos es el aumento de la temperatura pero también tiene efecto en las precipitaciones y se relaciona con los ciclos del agua, del carbono, los patrones de fenología de la selva… Todo afecta el patrón del ecosistema, hasta a los insectos que se relacionan con las plantas y los microorganismos del suelo. Y a eso se ha sumado la deforestación para usar el suelo para otro tipo de agricultura y hasta para viviendas. Esto afecta la capacidad de infiltración y contamina el manto acuífero.
El panorama es oscuro… ¿Puede pasar algo bueno o positivo?
La parte esperanzadora es la resiliencia de la naturaleza, que es un término que se usa mucho hoy día y también se aplica a la geología: se refiere a la capacidad de recuperación que tienen los ecosistemas. A mí me sorprende, maravilla y me da esperanza la increíble capacidad de resiliencia que tiene la naturaleza y eso me hace pensar, incluso, que si llegamos al extremo de extinguirnos, el planeta se recuperaría por completo y va a estar mucho mejor que cuando estábamos nosotros.
¿Qué hacemos,entonces?
Tenemos que conocer nuestros límites y utilizar esa capacidad que tiene la naturaleza a nuestro favor y a favor de ella y hacer las cosas de manera sustentable. Debemos aprender a vivir con la naturaleza porque dependemos totalmente de ella para subsistir. Hay una idea de que la tecnología lo puede todo, pero no podemos contra la biología. Nosotros no generamos nuestro propio alimento como lo hacen las plantas y necesitamos alimentarnos de organismos que puedan fijar la energía solar y generar su alimento, o de animales que dependen también de eso. Dependemos por completo de la naturaleza para comer e incluso para respirar.
¿Cómo ves a las nuevas generaciones al respecto?
En Europa recientemente jóvenes de partidos ecologistas votaron por la agenda verde porque les preocupa el tema y con razón. Yo veo esperanzas en ese cambio de actitud que tiene la juventud y va a seguir todavía más y en todo el mundo.- Cecilia García Olivieri.