Recuentos y retos en la administración estatal: la violencia hacia la mujer
A un mes de que el gobierno estatal cambie de mando y a unos días del sexto y último informe de la administración de Rolando Zapata Bello, el recuento de lo hecho empieza a volverse tema de plática y de comentario.
A partir del día 18 de septiembre, el gobierno que encabezará Mauricio Vila Dosal iniciará con la recepción de las secretarías, direcciones, departamentos y dependencias para informarse del estado que guardan y de los pendientes y retos que deberá asumir a partir del uno de octubre.
Varios son los temas torales que sin requerir un análisis muy profundo pueden enlistarse y entre los principales están el de la seguridad, el del empleo y uno muy sensible que ha tomado mayor realce en los últimos días: el de las mujeres que son víctimas de la violencia.
Aunque sin duda el tema de la violencia contra la mujer es el más doloroso, los otros no están desligados e incluso se entrelazan, haciendo que su manejo sea necesario hacerlo de manera conjunta o, por lo menos, desde los ángulos comunes que les corresponden.
El día 9 de septiembre, durante su informe, el gobernador Zapata Bello seguramente se centrará en los logros de su sexenio, pero algunos de ellos no son tan claros ni contundentes como pueden parecer.
Los números del flagelo
Hace unos días corrió la noticia de que no se declararía la alerta de género en Yucatán lo que pudiera parecer un reconocimiento a la labor del gobierno, pero en lo práctico es más el resultado del trabajo de la sociedad civil.
En la realidad no hay políticas de alto impacto social que se hayan generado o aplicado para prevenir o disminuir este flagelo y los números son los que lo ponen de manifiesto.
En los últimos once años, de 2006 a 2017, se registraron 63 homicidios dolosos de mujeres, de los cuales siete están en proceso penal y han sido tipificados como feminicidio. De ellos, sólo dos han recibido sentencia.
Asimismo, en los índices de actos violentos registrados en Yucatán, el 66.8% han sido contra mujeres. A nivel nacional, el estado ocupa el cuarto lugar en casos de mujeres casadas o unidas que ha sufrido violencia física y sexual.
Y es que la violencia no sólo se sufre en los hogares, hay una tasa del 25.5% de violencia laboral contra las mujeres. Este rubro incluye la situación de los salarios, pues Yucatán se encuentra entre las tres entidades con mayor brecha salarial.
Estos resultados parecen contradecir los anuncios de que en Yucatán las mujeres reciben un trato digno, igualitario y justo. No puede dejarse de mencionar que hay esfuerzos, principalmente de las asociaciones civiles o ciudadanas que, desde hace tiempo, han mantenido el dedo en el renglón y gracias a ello hay algunas acciones en beneficio de las mujeres.
El abandono del hogar
Este es un reto que si bien tiene que ver con la educación desde el hogar, es también sabido que la situación económica muchas veces obliga a que los padres de familia, padre y madre, tengan que salir a trabajar en busca del sustento familiar.
Ante esta necesidad, los hijos muchas veces quedan al cuidado de los abuelos o tíos, incluso se da el caso de niños mayores que tienen que hacerse cargo de sus hermanos más pequeños sin ninguna vigilancia de adultos, a lo mucho bajo la supervisión temporal de algún vecino.
La falta de guarderías suficientes de tiempo completo para madres trabajadoras o la facilidad de acceder a ellas causan que en los estratos socioeconómicos más bajos sea imposible para las madres el salir a trabajar, teniendo que conformarse con lo que el esposo o la pareja lleva al hogar y quedando sujetas a la buena voluntad de lo que les den.
La falta de atención médica es otra forma de violencia hacia la mujer la cual impacta muy directamente en el sano desarrollo de la familia y en el cuidado y atención de los hijos.
Esta situación se complica más en las zonas rurales, donde la falta de trabajos bien remunerados, la falta de hospitales y de médicos impactan con mayor fuerza en las mujeres, pues no reciben la tención pronta y adecuada a sus dolencias. Un caso muy específico es el del cáncer del cuello uterino, que en Yucatán registra un índice de mortalidad de 12.54, superior a la media nacional.
Estos números señalan que hay una grave deuda con las mujeres, la cual no ha sido saldada y sin duda representa un rezago de la administración saliente que deja como triste herencia.