“Tenemos herramientas para no disparar por si se cruza el pato”
Las temperaturas extremas, el mal manejo de la ira y la necesidad de contención no encontrada, marcan el camino de la investigación que profesionales de Clijutey preparan para definir una estrategia contra el suicidio en Yucatán. El psicólogo Paulino Dzib nos habla del tema
Usar en una misma oración la palabra “suicidio” y “esperanza” hace ruido, pero ambas existen y juntas. Porque en estos meses de altas temperaturas en Yucatán aumentan los suicidios –somos de los estados con mayor índice a nivel nacional- pero también hay profesionales trabajando para echar luz sobre este tema de salud pública que tanto preocupa a fin de crear una ruta que de esperanza de vida. Sí, de vida.
Desde la Clínica de Justicia Terapéutica de Yucatán (Clijutey), el doctor en piscología Paulino Dzib Aguilar y un equipo de especialistas trabajan desde hace tiempo en un programa para presentar, en breve, ante la Secretaría de Salud de Yucatán. La finalidad es mostrar porqué se da el suicidio en Yucatán, cuáles son los factores sobre los que hay que poner la lupa y qué hacer para avanzar en el tema con estudios y alternativas claros y concisos.
En plática con Sumario Yucatán, el psicólogo Dzib Aguilar lanza al ruedo una afirmación dura y real: “La gente que intentó suicidarse no se quiere matar: lo que quiere es quitarse el dolor”. Aprender a manejar la ira, mantenerse lejos de exposiciones a altísimas temperaturas, evitar las adicciones y tener a alguien cerca para hablar de lo que nos pasa, es la forma de canalizar el malestar y evitar el suicidio.
Pero vayamos primero a los datos recabados por Dzib Aguilar y su equipo de investigación, que forman parte de un programa que presentarán en dos meses a la Secretaría de Salud de Yucatán.
“Existe un fenómeno de salud que es el del suicidio y necesitamos pararnos en la destrucción del mismo. Se tienen especulaciones para darle una ruta de respuesta social, pero es necesario pararnos con la realidad”, afirma.
El doctor en psicología explica que en Yucatán –estado que ocupa uno de los primeros lugares en suicidios en el país- en mayo, junio, julio y agosto aumentan los suicidios. Y nos pone como ejemplo Chihuahua, donde en noviembre, diciembre y enero, el estado norteño supera a Yucatán en personas que se quitan la vida. “No podemos decir, entonces, que el calor es un problema, la gente no se mata por el calor. Lo que implica un problema son las temperaturas extremas, que es cuando la gente tiene un comportamiento diferente”, explica.
Y ahora Dzib Aguilar sale de México y mira al mundo: “Si seguimos caminando, vemos que en Finlandia –de primer mundo y mejor evaluado en felicidad, economía y educación- es el país con mayor índice de suicidios. La variable es la luz en este lugar del mundo… No entra suficiente luz en el hipotálamo, el tálamo y el neurotransmisor de serotonina se desregula para causar desajustes en el comportamiento”, detalla.
Para el especialista, cada vez existe mejor conocimiento de cómo opera el fenómeno de los suicidios y sigue caminando en sus explicaciones: “Hemos visto también que el comportamiento extremo del mal manejo de las emociones, que no necesariamente es la depresión, también te lleva al suicidio. Si el malestar va hacia afuera –rompo, bebo, insulto, maltrato- y hacia adentro –se me sube la presión, me da diarrea, dolor de cabeza, hasta suicidarme-, esto quiere decir que urge que aprendamos a manejar las emociones”, remarca.
El dato esperanzador para Dzib Aguilar es la reunión de toda esta información que, debidamente estudiada, podrá ofrecer políticas públicas con espacios para que la gente pueda manifestar sus emociones en forma saludable. “Tenemos herramientas para no disparar por si se cruza el pato”, enfatiza.
Y continúa: “Ya sabemos cuáles son los días de mayor riesgo: fines de semana de meses con más altas temperaturas. También sabemos que la luz y la temperatura juegan un papel importante y que las personas con bajo control de sus emociones pueden meterse en problemas en estas situaciones… Entonces hacia allí vamos, con políticas públicas en períodos bien determinados y hacia una población bien identificada para bajar el índice de suicidios. El objetivo es tener una mejor calidad de vida porque al final todo gira en torno al malestar que siente la gente”, indica.
FAMILIA Y REINCIDENTES
Otro punto fundamental analizado por el equipo de trabajo del doctor en psicología es el de trabajar con el entorno familiar y social de la persona que se quita la vida. “Hasta ahora se ha centrado el trabajo en quien se suicidó, ¿Pero quién trabaja con los que quedan vivos? El trauma que esto generó necesita de campañas para apoyar a esta gente. Es importante destacar que quien haya intentado suicidarse, tiene un 70% de posibilidades de repetirlo y en la familia donde hubo un suicidio, existe la posibilidad de que otro integrante se pueda quitar la vida”, remarca.
El trabajo continúa y probablemente no termine nunca, pero para Dzib Aguilar la ruta del suicidio es esperanzadora. “Seguimos cruzando datos a fin de terminar el diseño del programa que tendremos listo en dos meses, aproximadamente. Siento que desde la Secretaría de Salud habrá empatía para generar programas y campañas con alternativas para salir de esta situación”, concluye.- Cecilia García Olivieri.