Que te guste y te haga reír
Columna Viernes Sudaca / Por @laflacadelamor
No digo todas pero, como muchas mujeres, soy clavada, vueltera, enroscadita y hablo hasta por los codos. Tengo un gran defecto que es una ansiedad grande como una casa. De dos plantas. También soy intensa –en el buen y el mal sentido de la palabra- e insistente hasta el hartazgo cuando quiero algo. Con los años, todos estos puntos se me potencian. Sorry not sorry.
Pero eso sí, en el amor me volví minimalista. Estoy totalmente segura y lo grito a los cuatro vientos y sin temor a equivocarme: Para estar con alguien “bien” y que el amor perdure en el tiempo, sólo hacen falta dos cosas: que te guste y que te haga reír.
Que te guste me refiero a que te atraiga, que físicamente te encante y que, obviamente, sea mutuo. Si esto no existe en la pareja o si estuvo y desapareció, es muy difícil remarla. Así de simple y llano.
Que te haga reír es eso nomás, sin vueltas. Que te escriba un mensaje y sea ocurrente, sarcástico, divertido (póngale ustedes la “a” a cada adjetivo, por supuesto)… Que te arranque una o mil sonrisas en los momentos más inesperados e inoportunos, pues. En mi caso, el humor es bastante negro y pasa mucho por el sarcasmo, así que es importante que sea compartido. Si te hacen reír pero tú eres tan risueñ@ como un chayote, la cosa probablemente no prospere.
Siempre sentí que esto era como una revelación en mi vida y con el paso de los años y las experiencias amorosas (siempre hay amor después del amor, sépanlo), me di cuenta que es todo más sencillo de lo que imaginamos.
…Hasta que me di cuenta que hay un millón de investigaciones mundiales que hablan sobre el tema. Sí, ya sé, no descubrí la cura contra el cáncer, pero sí me di cuenta que la risa cura casi todo. Casi. Todo.
“Si una pareja utiliza el humor cuando debate y dialoga sobre sus conflictos, tendrá una probabilidad mayor de solucionar esos problemas y de disfrutar de una relación más satisfactoria”, dice Eduardo Jáuregui, un estudioso de la materia.
Y lean esto que explica la psicóloga Ana Sierra: “Al liberarse, tanto la carcajada como el orgasmo viajan a la misma zona del cerebro, al sistema límbico (el emocional), que interpreta el estímulo como positivo liberando no sólo tensión a través de la carcajada o el orgasmo, sino también hormonas y neurotransmisores. Entre otras sustancias se producen endorfinas (también llamadas hormonas de la felicidad), oxitocina (la hormona del cariño), dopamina, que es motivadora; y serotonina, una sustancia reguladora del estado de ánimo”.
Y ahí vuelve Jáuregui al ruedo con otra neta: “Hay numerosos y curiosos nexos entre la risa y las relaciones de pareja y el humor juega un importante papel en la seducción, la formación de parejas e incluso en el sexo. “Al parecer los amantes que ríen juntos duran más en compañía y son más felices”.
Otros estudiosos dicen que las mujeres en pareja ríen más que los hombres y que los hombres son más ocurrentes para hacer reír. Las mujeres se sienten seducidas por hombres que les provocan risas (ellas asocian el humor con la inteligencia, sépanlo) y los hombres sencillamente prefieren a las mujeres que se ríen de sus ocurrencias de las que no, por más que las segundas sean diosas del olimpo.
No sé si existe el amor “Para toda la vida”, pero de algo estoy segura y soy irreductible: Si te gusta y te hace reír, todo va viento en popa y seguramente muchas cosas que no funcionan, tendrán arreglo en algún momento.
Así que me animo a hacer una versión apócrifa del poema “Llorar a lágrima viva” de Oliverio Girondo para terminar esta columna. Con su permiso, maestro:
Reírse de amor,
de hastío,
de alegría.
Reírse de frac,
de flato, de flacura.
Reírse improvisando,
de memoria.
¡Reírse todo el insomnio y todo el día!