Desde Baca y por mamitas como María, para que encuentren un abrazo más allá del arcoiris
Como hace más de 2 mil años, el mundo vuelve a recordar el “Viernes Santo”, cuando crucificaron a Jesús. Y no sólo los católicos, hablo del mundo entero. Y todavía en lugares del planeta como el municipio yucateco de Baca, realizan el Vía Crucis Viviente: El primero que se hizo en el estado, aseguran, hace ya más de 60 años, aunque manejan como número oficial el de 45 años, porque es desde que hacen archivo del evento.
Bajo un sol implacable y una sensación térmica de casi 40 grados, miles de personas acompañaron en el Vía Crucis a Omar Pech, un jardinero de 27 años que por primera vez en su vida se puso en la piel de Jesús, con mucha emoción, devoción y fe, nos compartió.
Mientras sonaba la música de “2001: Odisea del espacio”, de Richard Strauss, hoy todos los presentes fuimos un poco parte de esta crucifixión que, tanto en el siglo I como ahora, trae el mismo mensaje: Un castigo público por “Hacer lo no debido”, una pena extrovertida, que transcurre en cámara lenta bajo un sol que no nos da tregua.
Y hoy me dolió María y su tremenda e infinita angustia por ver sufrir y morir a su hijo y no poder hacer nada. Y me dolieron también otras mamitas, que también tienen su Viernes Santo: Las mamitas de hijas e hijos con enfermedades terminales, las mamitas de hijas e hijos torturados y asesinados y las mamitas de hijas e hijos desaparecidos. Por todas ellas, que encuentren luz y un abrazo más allá del arcoiris.-Cecilia García Olivieri.
