Apasionante, honesta, brutal e incómoda, por todo eso tienes que ver “Bebé Reno”
Columna “Mínimas Sudacas”
Por @LaFlacaDelAmor
Sin ninguna duda la gran novedad de la serie “Bebé Reno” es que es una historia real de acoso, abuso sexual y desamor y que el protagonista y víctima es un hombre. La serie de Netflix se me metió debajo de la piel y me provocaba un sentimiento contradictorio mientras la veía: quería devorarme los capítulos pero, a la vez, quería quitármela de encima, no volver al verla nunca más. Ya la terminé, todavía me marea pensarla, pero aquí está mi reseña:
“Bebé Reno” (Baby Reindeer) me hizo ruido y me sacudió. Fueron siete capítulos contundentes, que se me escurrieron de las manos pero que, a la vez, no veía la hora de que terminaran. Necesitaba verlos pero, a la vez, quería tirarlos, perderlos, olvidarlos de una vez. Y aunque ya terminé de ver esta serie tan popular de Netflix, siento que no será fácil quitármela de encima.
Bebé Reno es una serie británica que cuenta una historia real. Y va por más: la escribió y actuó el protagonista y víctima de la historia. Y, para ponerle más carnita al asador, el protagonista es hombre (no es un dato menor) y narra el martirio de su vida de 2015 a 2018, víctima de acoso, abuso sexual y desamor, propio y ajeno. Durísimo todo.
En 2015, una mujer de nombre Martha entró en el pub de Londres donde trabajaba Donny Dunn (Richard Gadd en la vida real), actor cómico escocés deseoso de triunfar en stand-up. Ella no tenía dinero para pagar “a cup of tea” y él le ofrece esa taza de té gratis. Y así arranca la historia.
A partir de ahí, durante tres años, Martha (en la excelente actuación de Jessica Gunning, quien me hizo recordar irremediablemente a Kathy Bates en el papel de Annie Wilkes en “Misery”) lo acosó incansablemente y de las formas que te puedas imaginar: en su lugar de trabajo, donde hacía comedia, a través de mails, luego mensajes de texto, llamadas y mucho más. Espantoso todo.
Donny la denunció seis meses después de las primeras situaciones de acoso, pero al principio la policía lo ninguneó totalmente. Más tarde tomaron cartas en el asunto, pero la cosa se puso complicada.
En el medio de esta historia y en unos flashbacks bien logrados, nos enteramos que Donny, en un intento desesperado por triunfar en la comedia, había hecho contacto tiempo antes con un personaje masculino renombrado del espectáculo quien, con falsas promesas, no sólo no lo ayudó a triunfar, sino que abusó sexualmente de él en repetidas ocasiones, sin que Donny pudiera librarse de ese círculo de violencia.
La no-ficción de “Bebé Reno” -la de un hombre acosado y abusado, un hombre que no triunfa, que es invisible, que busca siempre aprobación, un hombre enamorado de una mujer trans que no logra retener en su vida- es todo lo que cautiva de la serie, que embelesa con su honestidad brutal hasta dejarte absorto pero, a la vez, te perturba y deseas que termine de desnudarse por completo el alma de Donny-Richard para que, después de tanto sufrimiento y desamor, él mismo se empiece a querer y la serie termine.
“Amaba más odiarme, que amarme a mí mismo”, revela Donny en una de las presentaciones escénicas más excéntricas de su vida y ante un público boquiabierta y lleno de morbo. Ese “autorechazo” parece ser la fuerza motora detrás de su creatividad y éxito y el protagonista, logra, en cierto sentido, que tanto sufrimiento se convierta en algo que le cambie la vida… Para bien ¿Para bien? Quién sabe. Hoy las noticias del impacto de la serie en la vida de Richard y de la acosadora, todavía dan tela que cortar… Ya me dirás qué te parece a ti.