Una historia como la de Cuarón, aquí en Mérida
Mujer emprendedora: Gloria Chávez
La historia que cuenta en “Roma” Alfonso Cuarón no es exclusiva de Cleo. Es la de miles de mujeres mexicanas que llegaron a trabajar en casas en CDMX y que hoy tienen también su historia que contar. Sumario Yucatán te presenta a Gloria, una mujer emprendedora de hueso colorado, que eligió hace años esta tierra para vivir
Alfonso Cuarón no se equivocó cuando hizo Roma. Te guste o no la película, está nominada a 10 Óscares -dos de sonido, a mejor actriz (Yalitza Aparicio), mejor actriz secundaria (Marina de Tavira), diseño de producción, mejor película, mejor película de habla extranjera, dirección, fotografía y guion original)- pero esto ya sabemos que no es una novedad.
Decimos que Cuarón no se equivocó porque la historia que cuenta no es exclusiva de Cleo (O Libo, la mujer que trabajaba en la casa de los Cuarón, a quien el director le dedicó la película). Es la de miles de mujeres mexicanas, quienes vivieron en cuerpo y alma una vida parecida a la de Cleo.
Están en todos lados, algunas son jóvenes y otras ya adultas mayores. Vinieron de pueblitos remotos de México a trabajar en casas de familias de clase media y adineradas de CDMX y ahí hicieron sus vidas, construyeron su identidad, lloraron, rieron y tienen su historia para contar, aunque nadie las filme.
Hoy Sumario Yucatán conoció a una “Cleo”. Se llama Gloria y nos dejó el alma marcada con una sonrisa. Mujer hermosa, platicadora, oaxaqueña de origen, defeña por elección y yucateca desde la década del 80 por adopción. Esta es la historia de Gloria, una Cleo o una Libo como las de Cuarón, pero distinta. Una mujer emprendedora que no ve bien, pero su mirada llega tan lejos… De corazón grande y llena de optimismo y vida, a pesar de sus ochenta años (que ni se le notan, por cierto). Gloria Chávez Salazar es nuestra Mujer Emprendedora de la Semana y acá te la presentamos.
Gloria no pudo ver Roma (le dio glaucoma hace como ocho años), pero su hija Verónica se la contó de cabo a rabo y la hizo viajar en el tiempo sin moverse de Mérida.
Gloria revivió su historia en CDMX con la familia Sthall, con quien trabajó durante años, el pequeño Mario a quien cuidaba (y a quien le encantaría volver a ver), las calles, los edificios, la gente de la gran ciudad… Y el cambio de vida que, como mujer emprendedora, se propuso.
“Como Cleo somos muchas… somos personas muy trabajadoras, abiertas en sus vidas, siempre buscando sus caminos. Y yo soy una de ellas. Yo tuve mucha suerte, porque cuando llegué a CDMX encontré gente muy buena y vaya, tuve cobija siempre de esas personas que me trataron bien, me quisieron y me hicieron sentir parte de la familia”, nos cuenta.
Gloria nació en una familia humilde en San Juan de Sayultepec, en Oaxaca. Tenía tres hermanos y ante la miseria familiar que vivían en su pueblo, su mamá y su tía decidieron probar suerte a CDMX y la llevaron. Gloria tenía diez años.
Su madre la encargó a una familia para que trabajara. “No sabe hacer nada, así que no hace falta que le pague”, recordó Gloria que dijo su mamá a la dueña de la casa donde la encomendó, una yucateca de clase media casada con un descendiente de alemanes.
“NUNCA MÁS REGRESARÍA A MI PUEBLO”
“La señora era de apellido Barbachano y me trató muy bien. Yo hacía de todo, menos comida porque era muy niña y no sabía. Recuerdo que la primera vez que vi que el agua salía directamente de una llave sin necesidad de ir a buscarla al río, me dije que nunca más regresaría a mi pueblo”, cuenta, entre risas.
Gloria estaba maravillada con la vida en la gran ciudad. La cocinera de la casa, también yucateca, le preparaba platillos deliciosos. “A mí me encantaba abrir la nevera y verla llena de comida y de botellas de leche. Recuerdo que le pregunté a la cocinera si podía comer y ella se rio y me dijo que podía probar lo que quisiera”, relata.
A pesar de su corta edad, Gloria quería que le pagaran por su trabajo, así que le preguntó a la señora Barbachano si no se enojaba si ella se iba a otra casa a trabajar. Así empezó a laborar con los Sthall.
“Era la década del 50 cuando me fui a vivir con ellos. El niño Mario tenía dos años y yo me encargaba de cuidarlo, ese era mi mayor trabajo, estar pendiente de él. Sin embargo, cuando tuvo 13 años me di cuenta que ya no me necesitaba y yo quería cambiar de trabajo. Ahí me propuse aprender otra cosa”, nos cuenta.
CAMBIO DE RUMBO
Y a Gloria se le encendió la lamparita una vez que fue a un salón de belleza. “La muchacha que me cortaba el pelo tenía el cangurito lleno de dinero y le pregunté por qué. Me dijo que era de las propinas que le dejaban las clientas y eso me ilusionó. Por eso decidí que era lo que quería hacer, trabajar en un salón de belleza”, detalla.
Cuando Gloria habló con los Sthall, se enojaron. Ellos querían que se quedara en la casa hasta que Mario se casara, pero para Gloria eso era imposible.
“Porque yo sentía que ya no me necesitaban y quería un cambio total en mi vida. Por eso comencé a trabajar de ‘chicharita’ en el salón de belleza. Empecé barriendo los cortes de pelo y luego me fueron dando más tareas hasta que aprendí el oficio”, explica.
La estética “Janine” donde laboraba Gloria estaba en plena Zona Rosa, cerca de hoteles, edificios residenciales y por ahí pasaban muchos turistas. La ubicación era perfecta y la oportunidad que se le presentó a Gloria luego de trabajar durante años ahí, era imperdible.
“La dueña me dijo que quería dejar el negocio y me lo ofreció. Le dije que no tenía dinero para pagarle por el salón de belleza, pero ella me dijo que podía hacerlo con el trabajo y así quedamos. ‘No te preocupes, Gloria, del mismo salón va a salir el pago’, recuerdo que me dijo y yo fui muy feliz”, rememora, emocionada.
Después de años, Gloria se casó y tuvo tres hijos: Alfredo, Verónica y Adriana, a quienes crio de niños prácticamente adentro del salón de belleza, mientras ella laboraba. Cuando ocurrió en 1985 el terremoto en CDMX, Gloria decidió emigrar a otro estado.
“Mi casa y mi negocio no estaban afectados, pero muchos edificios a nuestro alrededor se habían destruido, todo estaba tan dañado… Eso me orilló a irme de la ciudad con mi familia, así que vendí la casa, el salón y busqué un lugar bien lejos de CDMX para no regresar más”, dice, nostálgica.
OTRA MÉRIDA
Y ese lugar fue Mérida, hace más de 30 años. Gloria recuerda la ciudad tan cambiada en comparación a lo que es hoy. “Llegué y a los dos días ya estaba trabajando, otra vez dedicada a la belleza. Al principio me costó mucho adaptarme porque la gente de acá era muy cerrada y desconfiada de quienes veníamos de CDMX porque decían que nos metíamos en sus casas y que acarreábamos mucho chisme. Lloré mucho los primeros tiempos, pero tenía que ver por mis hijos, esa siempre fue mi prioridad”, relata.
Hoy Gloria vive feliz en Yucatán y se siente orgullosa de todo lo que logró, así lo dice y así lo siente en cada centímetro de su ser. “Formé a mis hijos bien, siempre quise que salieran adelante, que estudiaran, que no fueran como yo que no tuve escuela. Esa fue mi meta y la logré”, dice, repleta de orgullo.
UN SUEÑO POR CUMPLIR
Esta mujer emprendedora ya no trabaja, ahora disfruta de todo lo que logró en su vida, rodeada del cariño de sus hijos. Sumario Yucatán le pidió a Gloria que le dé un consejo a esas mujeres dispuestas a emprender:
“Que nunca tengan miedo de empezar algo nuevo. Hay que arriesgarse siempre para salir adelante”, dice, sin dudarlo un segundo.
Y también remarca el carácter que debe tener una mujer para prosperar en la vida. “Yo juzgo a las mujeres que se dejan golpear o sobajar por su marido. Yo ya me hubiera largado hace rato porque nadie te puede doblegar”, remarca.
Y ahora, esta mujer de 80 años, tiene un sueño por cumplir: reencontrarse con Mario, el niño/adulto mayor que cuidaba.
“Reencontrarme con Mario es la ilusión que tengo a esta edad. Fue siempre tan bueno y amoroso conmigo, un excelente niño. Sé que se casó y cuando me vine a Mérida le perdí el rastro. Verlo de nuevo me haría muy feliz”, concluye.- Cecilia García Olivieri.
Me encanto … y si, muy cierto, hay miles de mujeres en este país que sacan la casta para salir adelante. Hermosa historia, gracias por compartir.
😀 Gracias!!!
Hermosa historia… creo que todos hemos conocido a alguien así. Gracias por compartir.
😀 GRACIAS!!!