En un mundo de hilos, tonos y dibujos
Mujer Emprendedora: Paty Sosa, bordadora
Sumario Yucatán te comparte la historia de Patricia Sosa, una mujer que, desde niña, es inmensamente feliz entre hilos, colores y bordados y que ha logrado hacer de su pasión un negocio familiar: Bordados Ruz. Conócela.
A unos pasos de su casa en Umán, con sólo cruzar la calle, una niña de ocho años descubrió el oficio que le cambió la vida. Porque cada tarde, cuando estaba aburrida, Patricia Consuelo Sosa, la pequeña Paty, iba a visitar a su vecina Rosa Canché, una mujer que le enseñó el oficio de bordar y que ella misma abrazó con su corazón desde ayer, hoy y siempre.
Hoy Paty tiene 54 años y una familia que la apoya incondicionalmente en el oficio artesano de los bordados. Desde hace años fundaron “Bordados Ruz” y no sólo no tienen techo, sino que tampoco quieren tenerlo. Sumario Yucatán te comparte una plática que tuvimos con esta mujer emprendedora quien, como otras que hemos entrevistado, siempre nos dejan algo para aprender.
¿De dónde viene en tu vida esto de bordar? ¿Quién te enseñó?
Desde que tenía ocho años. Yo vengo de Umán y enfrente de la casa donde vivíamos una señora joven bordaba, Rosa Canché se llama. Yo cruzaba la calle, iba a visitarla y me quedaba viéndola mientras ella trabajaba. Hasta que un día me dijo: “¿Quieres aprender a bordar?”, le dije que sí y me sentó en una máquina industrial 20 U. Desde entonces empecé a bordar con ella.
¿Y cómo siguió todo?
Cuando tenía como nueve o diez años una señora que vivía a la vuelta de mi casa hacía batas y necesitaba a alguien que le bordara las bolsas. Yo iba a su casa, ella me daba la máquina y yo le bordaba las bolsas de las batas. A esa edad ya ganaba dinero con el bordado y me encantaba hacerlo.
¿Y seguiste hasta ahora?
No, en la adolescencia nos mudamos a Mérida y lo dejé por completo. Lo retomé recién hace como cinco años.
Y durante todo ese tiempo de ausencia de bordados ¿Qué sentías?
¡Añoraba tanto hacerlo! Me casé y tuve hijos. Yo cocía cortinas para Modartela y siempre le decía a mi esposo: “Quiero una máquina de bordar, quiero una máquina de bordar, quiero una máquina de bordar”, hasta que hace unos años pude comprarme una industrial Singer 20 U y desde entonces no paré.
¿Qué te provoca bordar?
Bordar me desestreza. Entras en un mundo diferente de hilos, tonos y dibujos, es una cosa hermosa. Y cuando ves terminado el trabajo dices “No creo que yo lo haya hecho”. Me da gusto cuando salgo a vender y la gente me las compra. Me viene a la mente que puede no gustarles mi trabajo, pero les encanta, gracias a Dios…
¿En qué momento Bordados Ruz comenzó a ser un emprendimiento?
Hace como cinco años. Siempre pensamos en dedicarnos a las artesanías y eso es lo que hacemos. Lo planeamos con mi esposo William Ruz y lo realizamos en la casa. Hacemos hipiles, carteras, blusas y guayaberas e hipiles para perros, que son un furor. Hasta exportamos a Canadá y nos fue muy bien. Distribuimos en locales y vendemos desde casa.
¿Cuáles son los beneficios y cuáles son los retos de ser una mujer emprendedora?
Beneficios muchos, satisfacciones de poder trabajar para la gente que le gusta la artesanía, sobre todo. El reto es buscar más lugares para vender para que nos conozca más gente.
¿Te parece que se promociona lo suficiente el bordado en Yucatán? Por qué?
Falta más promoción y atención a los artesanos porque estamos un poco rezagados. Como que no le dan tanto valor a lo que hacemos. Esperamos que el nuevo gobierno se enfoque más a la artesanía, que le den mas importancia.
¿Qué novedad se viene en Bordados Ruz?
Vamos a darle más difusión a las muñecas y habrán más bordados de blusas, carteritas y souvenirs ¡Ah! Y más sorpresas…
Bordados Ruz están en Facebook e Instagram (Bordados Ruz) y físicamente los encuentras en la calle 138 N° 396 por 41 y 41ª, colonia San Francisco Porvernir. El teléfono es 9992 281964.- Cecilia García Olivieri.