Historias de princesas que te llegan, te tocan y te abrazan
Columna Viernes Sudaca
Por @LaFlacadelAmor
¿Cómo es actuar de una o uno mismo? Porque una cosa es ponerse en otra piel para darle vida a un personaje… Puede sonar difícil pero ¿Qué tal si tuvieras que subir a un escenario con tu propia piel encima para interpretarte?
Seis mujeres yucatecas lo hicieron. No estudiaron actuación, pero les salió redonda la interpretación que nos regalaron hoy de sí mismas, actuando sus propias vidas. Esmeralda, Mónica, Marisol, Elizabeth, Zoila y Marisa son mujeres que viven en las colonias meridanas San Antonio Xluch y San José Tecoh y hoy nos permitieron meternos en sus vidas para emocionarnos con “Historias de Princesas o Las Principales del Sur”, una pieza teatral real, en carne viva, que llega y te toca, que te abraza y también te despierta.
Y como no podía ser en otro punto cardinal, el Centro Cultural del Sur albergó esta obra-encuentro de estas genias con su público. El cine del espacio cultural fue el lugar ideal para que entráramos a ver a Las Principales del Sur y ya de entrada se apagaron las luces, se encendió la pantalla y una cámara voladora nos mostró en las calles sureñas meridanas a Marisol, en moto por la ciudad… De la pantalla al escenario. Sí señoras y señores, la mujer sureña se metió con moto y todo al cine y ahí arrancó la obra.
Cuando pensamos en princesas, muchas veces nos remitimos a Disney a mujeres salvadas y besadas por príncipes, enamoradas, con vestidos pomposos y realidades de fantasía. Las princesas del sur que conocí hoy son mujeres que también se enamoran, sueñan con un hombre que las ame pero, al final, no esperan que nadie las salve… Ellas saben sobrevivir y lo hacen retebien.
No soy de lágrima fácil, pero apenas arrancó la obra ya me emocionaron. No sé, las sentí cercanas, hablaban mi idioma, sin máscaras, mostraban sus realidades de una forma que te llegaban al cerebro y al corazón de una vez, sin vueltas.
Emprendedoras, cocineras, trapeadoras y limpiadoras en hogares ajenos, costureras, una profe de zumba, trabajadoras en cocinas económicas, vendedoras de todo un poco… Así son ellas, con hijos casi todas y con algún abandono amoroso que les marcó la vida y tuvieron que seguir solas, para salir adelante ellas con sus crías.
Esmeralda es la más grande con 63 años, dos hijas, nietos y hasta bisnietos. Se embarazó adolescente, su pareja no reconoció la paternidad y tuvo que salir adelante sola. Trabajó día y noche para sacar adelante a Mónica, su hija, y hoy las dos se reencuentran en el escenario y se abrazan. Fue uno de los momentos más emotivos de la obra.
Marisol y Marisa son hermanas, se aman y se pelean ahora como cuando eran chiquitas y tienen en común no sólo una historia familiar, sino también una vida de mujeres fuertes que siempre van para adelante. Juntas comparten un emprendimiento de costura.
Elizabeth trabajó de todo y sigue en una búsqueda constante para ser feliz. Es mamá, emprendedora, cuida miles de plantitas y se convirtió al Islam. También celebra con bombos y platillos su divorcio.
La historia de Zoila también me conmovió porque perdió un hijito de 9 años por cáncer y sobrevivió a esa pérdida con una fortaleza increíble, sin parar nunca y bailando, como cuando era una nené.
Todas son historias que se pueden ver con el vaso medio vacío, pero ellas las muestran y te las hacen llegar al corazón con el vaso medio lleno y ahí radica la magia porque el mensaje es 100% positivo, de empuje, de no ir para atrás ni para tomar impulso, de ponerse la camiseta de las “principales” siempre.
Estas sureñas también nos muestran que se puede construir una red con otras mujeres para salir adelante porque no hace falta que te corra la misma sangre por las venas para hacer comunidad como princesas del sur, del norte, del este o del oeste.
Gracias chicas por la obra, gracias a Murmurante Teatro por hacer este tiempo y espacio realidad, gracias a Ariadna Medina –una de las fundadoras de Murmurante Teatro- por subirse con las chicas al escenario y por impulsarlas a actuar y gracias a la sinergia lograron con el Instituto de la Mujer de Mérida y el Centro de Prevención Social del Delito (Cepredey) para hacer que esta puesta en escena sea una realidad.
El 25 de noviembre presentarán un documental sobre esta pieza escénica y en enero regresan al escenario. No te lo pierdas.- Cecilia García Olivieri.