“Lo que más necesitan es amor con aceptación y respeto”
A casi 15 días de abrir sus puertas, la casa de Fundación AMAR se llenó de humanitos felices, que andan de aquí para allá en plan de juego, aprendizaje y muchas sonrisas. Son once nenés que vivieron situaciones de violencia y vulnerabilidad total y les tocó estrenar este espacio maravilloso donde la educación emocional es la base de todo, ellos son el centro del universo y eso les hace muy bien. Platicamos con la fundadora Georgina Ortega y nos cuenta todo y también abordamos el tema de la adoptación en Yucatán. Pasen y lean:
Son 11 humanitos felices. Andan de aquí para allá, jugando, aprendiendo, mostrando sus emociones y saben que está todo bien, se sienten seguras, seguros y sobre todo queridos. Desde hace casi 15 días, sus vidas dieron un giro de 180 grados: De ser víctimas de violencia y con los derechos totalmente pisoteados, pasaron a recibir amor, comprensión, ojos que los ven con cariño, orejas que los escuchan y abrazos cuando ellos quieren. Y ahora esperan formar parte, en algún momento, de una familia que los ame incondicionalmente.
Tienen entre dos y seis años y fueron las y los primeros nenés que dijeron “Presente” en la casa de Fundación AMAR, un espacio donde son cuidados, respetados y atendidos de forma totalmente integral como casa de transición (la primera en el sureste mexicano) hasta que sean adoptados.
Hoy tuve el gustazo de conocer y platicar con Georgina Ortega Joaquín, fundadora de esta iniciativa maravillosa que cambia vidas chiquitas para bien. Georgina trae años capacitándose y ayudando a chiquitos en situación de vulnerabilidad y ahora, con su equipo multidisciplinario, dio este gran paso por el bien de nuestros niños.
Los nenés están felices y ella también. Hoy, a casi 15 días de convivir todos juntos, nos cuenta cómo les va, cómo trabajar en equipo con la Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes (Prodennay), cómo avanzan los nenés con toda la resiliencia que traen en sus corazones y bajo un trabajo integral de educación emocional y también platicamos sobre la adopción en Yucatán. No se lo pierdan:
Abrieron sus puertas hace pocos días (31 de marzo) y fue como nacer… Cuéntale a la gente qué es Fundación Amar
Es una casa de transición a la familia. Quiere decir que recibimos a pequeñines de 0 a 6 años y les damos atención integral en rehabilitación emocional para que sanen sus heridas físicas y emocionales y así puedan irse en adopción o regresen con sus familias, eso lo decide la Prodennay. La premisa es que las niñas y niños se rehabiliten emocionalmente, sean amados, respetados, sanen sus heridas y se integren de una forma que no se disruptiva a una familia que los ame.
¿Cómo se sienten y cómo te sientes a casi dos semanas de iniciar labores en Casa Amar?
Ha sido toda una enseñanza y los niños son nuestros mejores maestros, porque una cosa es la teoría y otra es tenerlos en casa. Ahí vemos la capacidad que tienen de ser felices, de buscar el bien y el cariño. En estos casi 15 días, vemos cómo mejoran día a día porque llegaron contentos pero con inseguridades y miedos porque claro, es un lugar que no conocían. Y ahora ya se sienten seguros y poco a poco se van soltando y sacando cada uno su personalidad. Y pueden comprobar que si dejan salir sus emociones, no hay castigos, ni gritos ni ningún tipo de violencia y lo que hacemos es reafirmarles que todas sus emociones son buenas y las canalizamos. Gozamos y disfrutamos mucho tenerlos en casa.
Son niñas y niños resilientes ¿Verdad?
Son todos niños resilientes y les enseñamos a que resignifiquen sus historias y vayan para adelante, sin ignorar lo que vivieron, sino entendiéndolo. Porque fueron víctimas de una situación, pero son merecedores de mucho amor, del bien y de derechos.
¿Cuántos niñas y niños hay ahora en Casa Amar?
Son 11 en total: cinco maternales de dos años (dos varones y tres niñas) y seis de preescolar de cuatro años, tres niñas y tres varones. Todos son de Mérida. En el caso de los de dos años, ya pasarán a un Consejo de Adopción y pronto serán integrados a una familia. Eso lo estamos viendo con Prodennay, además de su situación jurídica.
¿Cuánta gente trabajando hay actualmente en la casa y qué hacen?
Somos 30 en total y hay 15 personas por turno. El equipo es multidisciplinario: hay enfermeras, licenciadas en educación, puericultora, psicólogas y parte del área administrativa.
Manejan un modelo único de cuidados y crianza ¿De qué se trata?
Es un modelo único porque aquí el enfoque es de mucho trabajo emocional con los niños y no es un modelo tutelar, como en la mayoría de centros asistenciales. No nos basamos en el “adultocentrismo”, para nosotros es fundamental la intervención emocional del niño, su desarrollo, su salud física, enseñarles valores, que sociabilicen… Mira, lo comparo con un “Pit Stop” de Fórmula 1: Cuando el auto pasa por boxers y todos los técnicos se tiran encima para entervenirlo en lo que necesite, así puede seguir en la pista. Bueno, nosotros estamos así sobre los niños en terapia psicológica, de lenguaje, de post trauma, de apego… Los regulamos en la escuela, en su motricidad, en estimulación temprana… Y después de todo ese trabajo, queremos que sigan bien su camino. La prioridad son los niños para que tengan voz porque son sujetos de derecho como todos.
¿El trabajo de Fundación AMAR termina aquí o sigue si los nenés son adoptados?
Nuestro trabajo continúa como facilitadores de la adaptación y relación que van a generar con una nueva familia si son adoptados. Como la adopción es un proceso, ayudamos a la familia y los apoyamos con técnicas, consejos y tips para contener. Eso es parte de la transición que hace Fundación Amar.
Casa Amar es un lugar de “transición”. Cuéntanos cómo trabajan en coordinación con Prodennay
Los niños que están ahora con nosotros los llevó Prodennay a nuestra casa. Ahora tenemos la custodia de los niños como centro que los cuida y como casa de transición, antes que sean adoptados. Para mí es muy sencillo trabajar con la procuraduría porque nos da toda la confianza para hacer nuestro trabajo y nosotros les respondemos siempre con todos los informes que nos piden. Tenemos un convenio con el Hospital del Faro y allí les hicimos a los chicos todo tipo de valoraciones médicas y esos informes se los pasamos a Prodennay, por ejemplo. Yo trabajo con la procuraduría como voluntaria hace tres años y ya me conocen y saben del amor genuino que sentimos por los niños. Además, parte de nuestro trabajo es también empujar una agenda pública para que se creen normas que ayuden a los niños en esta situación. Esa es parte también de nuestra gestión social y hacia las autoridades pendiente de los casos.
¿Qué significa adoptar un nené?
Adoptar significa que un hijo no nace de tu sangre, sino de tu corazón. Es recibir a un menor de edad para albergarlo, amarlo y que tenga los mismos derechos que todos. Es el mayor acto de amor a un niño que es recibido por otro vientre, pero que igual te va a llamar “mamá” o “papá”. Adoptar es una unión de historias que estaban escritas y que se encuentran. En todas las familias que adoptan, esa niña o niño ya estaba pensado para esa familia. Y aunque es un acto de amor, no siempre es fácil y lo mismo nos pasa con los hijos que nacieron de nosotros. El amor de los hijos hay que ganárselo y hay que sacar siempre lo mejor de ellos. El amor debe ser incondicional.
¿Cuáles son los casos más comunes de niños en situación de vulnerabilidad que ustedes recibieron?
Son niños que básicamente vienen de una situación de violencia. La mayoría fueron violentados por la pareja de la mamá y ella también en algunos casos fue violentada. Muchas veces estas personas no quieren a los niños y la mamá le da prioridad a la pareja por encima de sus hijos y permite estas situaciones.
¿Qué es lo que más necesitan estos nenés que no tienen familia?
Lo que más necesitan es amor con aceptación, amor con respeto. Piden a gritos autoestima y restablecer sus emociones para saberse merecedores de amor, del bien, de cosas buenas. Vienen de situaciones violentas y les hicieron creer que ellos no merecen ni son nada. Hay que cambiarles el chip para que sientan que merecen amor, mucho respeto, aceptación y autoestima. Nuestro modelo de atención integral es personalizado a cada situación que vivió cada niño.
¿Qué es importante aprender y entender sobre la adopción?
Hay un prejuicio social de que si traes un niño de afuera o si es güerito, es más aceptado que si es un niño adoptado en nuestro estado. Todos somos iguales y lo único que nos diferencia es la “suerte” que nos tocó vivir. Todos los niños tienen la capacidad de sanar y merecer amor y afecto. Debemos tener conciencia de que si a un niño lo dejamos sin todo ese amor y cuidado, es difícil que desarrolle habilidades emocionales, sociales y que pueda lidiar con todo lo que le depare la vida. Lejos de cualquier prejuicio, adoptar es un gran acto de amor, por sobre todas las cosas. Si vas a un albergue tutelar, lo primero que te dicen los niños es que quieren una familia y es más duro si tienen 13 o 14 años, porque saben que no los van a adoptar y deben estar allí hasta los 18 años, es durísimo.
¿Cómo ves a Prodennay con el tema de las adopciones?
En esta administración, la procuradora Teresita de Jesús Anguas Zapata hace un excelente trabajo y está muy en pro de que los niños estén con una familia, sean adoptados. Ya no hay colas para adoptar, no es como se piensa. Y lo fundamental es que no se escogen niños para unos papás, se escogen papás para un niño, esa es la premisa. Es el derecho del niño a tener una familia. Y se trabaja en torno a eso, se busca a mamás y papás con aptitudes para esa niña o niño.
Danos un mensaje.
El mensaje fundamental es que la mejor forma de amar es denunciar, llamar al 089 si vemos una situación en la que sean vulnerados los derechos de los niños. Lo importante es visibilizarlo, llegar a tiempo, ayudarlos porque ¿Quién defiende a los niños? Hay que hacer conciencia de lo importantes que son los chicos si queremos tener un mejor tejido social y un Yucatán seguro. Para eso hay que invertir en ellos.- Cecilia García Olivieri.