“Que todo lo que emprendamos lo hagamos con amor”
¿Es fácil emprender en otro país? Aunque digan que “nadie es profeta en su tierra”, no es nada fácil y hay que tener muchas ganas, espíritu de superación y constancia para que eso que tanto sueñas lejos de tu tierra se haga realidad. Te compartimos la historia de Juan Poot Novelo, un hombre yucateco que aprendió a cocinar “por teléfono” gracias a su mamá Lucy y hoy ofrece deliciosos platillos yucatecos en el restaurante “Ko’ Ox Haná”, en Toronto, Canadá… Pasen y lean:
El niño que creció en la García Ginerés se hizo grande, estudió licenciatura en Administración de Empresas y, hace 18 años, decidió emigrar a Toronto, Canadá. Se llevó una maleta llena de sueños, pero sobre todo sabios consejos de Lucy, su mamá, quien nunca dejó de decirle que todo lo que emprendiera en la vida lo hiciera con pasión y amor. Hoy Lucy ya no está, pero si viera a su nené Juan Poot Novelo estaría bien orgullosa de él.
Esta es la historia de un migrante yucateco de 48 años que aprendió a cocinar por teléfono. Juan siempre admiró y disfrutó la comida yucateca que Lucy preparaba y, para sobrevivir, madre e hijo hablaban horas por teléfono “Mérida-Toronto” y la mamá le explicaba al hijo cómo cocinar platillos deliciosos. Y además le daba consejos de vida, sazonados con mucho amor.
En 2017 Juan se animó y alquiló un local en un mercado de Toronto e inauguró “Ko’ Ox Haná” (“Vamos a comer”, en maya), un espacio gastronómico que no para de triunfar hace cuatro años y ni la pandemia lo detuvo. Conozcan a Juan, su historia de vida y anímense a cumplir todos sus sueños, hasta los más disparatados:
Defínete en pocas palabras, como si fuera un tweet
Soy una persona muy emprendedora, con valores y muy unido a la familia. No tengo miedo a correr riesgos y a emprender lo que me propongo.
¿Qué es ser migrante, Juan?
Ser migrante es buscar oportunidades para ocupar un lugar que quizás no se ha dado en tu lugar de origen. El migrante es una persona que busca superarse ante los obstáculos del idioma, usos y costumbres que se le presentan en una tierra nueva. Y también trae un montón de expectativas por cumplir en un lugar que no es su país.
¿Qué es ser emprendedor en un lugar que no es tu tierra?
Es llevar al cabo un objetivo que te de satisfacción personal y te permita desarrollarte en lo que eres bueno y te gusta. Para mí, además, es dar a conocer parte de mi cultura por medio de la comida en un país que no es el mío y ahí el desafío es doble.
¿Cómo te ha tratado Canadá como emprendedor ?
Muy bien, realmente. Mientras hagas las cosas bien, el Gobierno de Canadá te apoya.
Te recibiste de Licenciado en Administración de Empresas en el TEC de Mérida. No eras cocinero o chef ¿Cómo se dio esto de emprender en gastronomía yucateca?
Es conocimiento nato y lo traigo por mi madre Lucy, ella cocinaba muy rico y me enseñó a hacerlo para sobrevivir. Pero sobre todo me enseñó a ser responsable. Recuerdo que me decía: “Haz las cosas bien, siente satisfacción al hacerlas, más que el provecho del dinero” y eso me quedó grabado. Con mi madre siempre me llevé bien y desde que me fui a Canadá hace 18 años, creció entre nosotros una relación de amigos más que de madre e hijo. Ella me pasaba por teléfono las recetas para que yo aprendiera a cocinar y me daba miles de consejos… Y así aprendí. Hace tres años que mamá falleció y la extraño mucho. Era una mujer muy humana y talentosa y ayudó a muchísima gente. El restaurante lleva también su nombre y es en su honor.
Hermosa historia… ¿Y cómo se materializó todo lo que ella te enseñó en un emprendimiento de comida yucateca?
Yo trabajaba en una fábrica y también cocinaba para mi y para amigos y conocidos desde mi casa. Un día, en 2010, una amiga me dijo que me presentara con mi platillo de cochinita pibil (hacía la pierna de cerdo horneada con ingredientes de Yucatán que me traía en los viajes) en un festival de Día de Muertos y resultó un éxito todo.
¿Cómo nació el restaurante “Ko’ Ox Haná” (“Vamos a comer”, en maya)?
Yo seguía con mi trabajo y cocinaba desde casa para conocidos, que me pedían cochinita y tamales. En 2017 apareció un local en el Kensington Market y pensé en abrir un restaurante para mostrar lo que había aprendido sobre mi estado, mi cultura y la gastronomía yucateca… Averigüé todo, pedí los permisos y Ko’ Ox Haná fue una realidad. Hoy día ofrecemos, además de cochinita pibil, panuchos, salbutes, nachos, sopa de lima, tamales y relleno negro, entre otros. Todo es bien yucateco, con un toque de color cuando emplatamos porque a la gente de aquí le gusta mucho, le llama la atención.
Cuéntanos cómo te va
Me va muy bien y me ayudó muchísimo la publicidad del “boca en boca” y la visita de influencers de gastronomía y revistas que hablaron muy bien del restaurante y la comida. Desde 2019 Ko’ Ox Haná es muy conocido en Toronto y hasta la fecha todo marcha excelente, bendito Dios. El año pasado recibimos un reconocimiento de la revista Toronto Life Magazine como uno de los 20 mejores lugares donde se comen tacos en Toronto.
¿Qué público te visita?
La mitad de los comensales son de Toronto y otros lugares de Canadá y el resto son yucatecos y del resto de México.
¿Qué es lo que más te piden?
La cochinita pibil –en taco o en torta-, los tamales, chilaquiles en salsa verde y los panuchos son los preferidos. Para los canadienses, los panuchos son toda una novedad y les encantan.
¿Cómo te ha tratado la pandemia, comercialmente hablando?
Tuvimos que cerrar durante marzo y abril de 2020, pero en mayo ya reabrimos. Sin embargo seguimos trabajando esos meses de confinamiento con delivery y nos fue muy bien.
En dos semanas vienes a Yucatán a visitar a la familia y a los amigos ¿Qué es lo primero que vas a comer?
Uffff… Una torta de lechón al horno y después iré al mercado de Santa Ana por unos papadzules, relleno negro y queso relleno, mi platillo favorito.
¿Qué le dirías a alguien que quiera emprender fuera del país?
Que no tenga miedo para realizar sus sueños porque no existen las barreras ni los límites. El único que se pone límites es uno mismo.
Danos un mensaje.
Que no hay que perder nunca las costumbres y los valores que nos enseñan nuestros padres, porque la tierra donde nacimos será siempre nuestra tierra, aunque no vivamos ahí. Y, como decía mi mamá, que todo lo que emprendamos lo hagamos con amor… Ah, y que la gente que ayuda a emprender sea siempre bien recompensada, eso es fundamental también.- Cecilia García Olivieri.
Muchas felicidades amigo en hora buena, te lo mereces
Un fuerte abrazo