Por un 2022 con altas dosis de salud mental
Columna Viernes Sudaca
Por @LaFlacaDelAmor
Me considero una persona que va para adelante siempre. Cuando las cosas se complican, me muero de miedo, pero no sé de dónde saco fuerzas y le pongo el pecho a la situación. Manejo altos niveles de ansiedad, tengo el ADN lleno de dudas, muchas veces se me cuelga el cerebro y el corazón de una palmera, pero trato de tener los pies en la tierra… O de volar bajito.
Estas fiestas navideñas y de fin de año son distintas. Por la pandemia y por temas personales. Me desarmé y me armé varias veces en 2020 y aunque nos insisten en que la pandemia sí trajo cosas buenas, siento que tengo que escarbar profundo para encontrarlas. Y es que el covid-19 sigue entre nosotros y muchas veces cuesta hacer foco en la positividad extrema. No me gusta tampoco clavarme en la felicidad “a huevo”, si estoy mal, estoy mal y listo. Hay que transitar todos los caminos porque es la única forma de salir a flote. Siento que evitar el sufrimiento es, también, una forma de sufrimiento. Y también de fracaso.
La semana pasada entrevistaba al médico Oscar Cruz, quien ejerce la medicina preventiva en el municipio de Ucú, y me contaba la cantidad de casos que se le presentan en el consultorio de pacientes con ansiedad, depresión y tristeza. Todos estos sentimientos enmascarados en taquicardias, ataques de pánico, colitis nerviosa, contracturas, dermatitis y otras enfermedades que nos hacen psicosomatizar lo que sentimos. La cabeza es poderosísima y nos enferma el cuerpo, no importa cuántos años tengas.
Venimos en un único envase y lo tenemos que cuidar, la responsabilidad es nuestra y solo nuestra. Y no es tan sencillo cuando la cabeza nos enferma los órganos, porque ahí el foco hay que ponerlo en otro lado, en entender qué nos pasa para poder curarnos. “No estamos capacitados ni preparados para manejar las emociones”, decía categórico el doctor Cruz… Y cuánta razón tiene.
Sin ir más lejos, hoy día y aunque parezca mentira a fines de 2021, ir con un psicólogo o hacer terapia, para muchos es “de locos”. Y así está la salud mental en el país, con instituciones que voltean a otro lado en lugar de tratar el tema de manera urgente con políticas públicas.
Porque cuanto más se postergue esto de darle prioridad a lo que sentimos y demostrarlo, más jodidos vamos a estar, en cuerpo, cerebro y alma. Fingir que todo está bien, hundir como el avestruz la cabeza en la tierra, maquillarnos de positividad terminará tapándonos los poros y se volverá tóxico para nuestro cuerpo y cerebro. Y así no avanzamos más.
¿Te duele ahí? Dilo, siéntelo ¿No te sientes escuchado? Busca a alguien que sí lo haga, muchas veces la contención se encuentra fuera de la familia ¿Te hace mal esa relación? Aléjate, no vuelvas, siempre se puede volver a empezar ¿Te importa demasiado el “qué dirán”? Sé tu misma/o, auténtico y buena persona, eso es todo. “Los de afuera son de palo”, como dicen en mi tierra.
Y criemos hijos auténticos también. Son esponjas y si no tenemos nosotros buenas vivencias, ellos tampoco. Enseñémosle a ser libres y construyamos para ellos una sana salud mental. Pero empecemos por nosotros. Si no estás bien, nada fluye para bien.
Esta Navidad no armé arbolito. Tengo una cabeza de Buda gigante en casa que dejó mi ex y le puse un moño y las luces navideñas. Ahí estuvieron los regalitos este año. Y no, no soy budista. Este año fue una navidad distinta, con familia de sangre en otro país y por Whatsapp y familia política cercana pero más lejana que si estuviera en otro continente. Es lo que toca y se acepta.
Año Nuevo será igual de tranquilo y aunque las fiestas decembrinas no me llenan de adrenalina, la celebración de la llegada de 2022 me pone las pilas. Sí, ya sé, estamos hasta la madre de la pandemia y ahora de la variante Ómicron y hay que seguir cuidándonos, pero más allá de las dudas que me asaltan el ADN, también siento que corre por mi torrente sanguíneo una catarata de sensaciones de cosas nuevas que se vienen y que yo voy a construir –como sea y como pueda- y eso me hace sentir un poquito renovada.
Un ritual recomendable para arrancar 2022: Levanten sus copas hoy y brinden primero por ustedes. Deséense un 2022 maravilloso, con salud física y mental y después añadan todas las otras cosas que quieran. Luego brinden por el resto, si se les antoja.
Nos deseo a todos un excelente Año Nuevo.