La medida del amor
Domingo Sudaca
Por @LaFlacadelAmor
“La medida del amor, Canción de cunas para madres” es una rola que me encanta y que canta la artista argentina Roxy. En ella habla, específicamente, del amor maternal, claro.
Tema polémico si los hay ¿Quién decide la medida del amor?
¿Se ama lo suficiente? ¿Se ama demasiado? ¿Se ama con culpa? ¿Se ama con sobreprotección? ¿Se ama discreta o indiscretamente? ¿Amamos bien o mal? ¿Cómo amamos a nuestros hijos?
Sí, todo eso. Y más. Cuando llegan a través nuestro los hijos, nos estalla todo por dentro y por fuera. Es muy fuerte ser mamá y se te mueve toda la estantería, el piso y el universo. El trópico de Cáncer y de Capricornio tiemblan y el meridiano de Greenwich apunta para otro lado. El sol sale y se pone como siempre, pero lo sientes distinto. Al principio -y sobre todo con la llegada del primer hijo-, todo es instinto puro, animal, corporal y con poco cerebro, hasta que las revoluciones bajan y, después de un tiempo, las cosas se encausan un poquito. Sólo un poquito, porque todo cambia a cada segundo.
Es que ya no eres tu sola, ahora eres tú y esa persona que salió de adentro tuyo. “Pero el amor es más fuerte”, cantaba un roquero que se llamaba Tanguito y sí, tenía razón… Y algunas veces es demasiado fuerte.
Y somos cuestionadas hasta de cómo amamos a nuestros hijos, fíjate tú. EL entorno opina como si los hubiera parido y les diera la teta, de comer y le cambiara los pañales. Dicen “esto está bien y esto está mal” como si se levantaran a la madrugada a arroparlos. Levantan el dedo acusador como si les dieran las gotitas para la otitis tres veces al día. Te miran raro si haces esto o aquello y lo peor es que con estas críticas creen que te ayudan.
¿Perdón?
¿Cómo es eso, señoras y señores?
Y se los digo porque es algo muy común que veo aquí en Yucatán. Abuelas, abuelos, tías, primas, amigos… Muchos opinan sobre cómo criamos a nuestros hijos, como si entendieran la medida del amor de la que habla Roxy. Ven la maternidad desde sus puntos de vista, desde una albarrada bajita donde se paran para opinar, algunas veces hasta con la mano en la cintura.
Pero claro, no están en nuestros zapatos. Y hablar y opinar sobre otras/os/es es muchas veces como apuntar con un arma que, aunque digas que no está cargada, se puede disparar y matar al otro. Ojo.
Vivimos tiempos complicados y la maternidad ya de por sí no es un colchón ni una hamaca de pétalos de rosas. Es un trabajo constante, minucioso, de segundo a segundo. Y aunque muchas veces como mamás necesitamos orientación, déjennos a nosotras solas armar “nuestras propias tribus” y es muy probable que no incluyan a madres, suegras, hermanas, tías o amigas, que quede claro. La tribu la armamos con la gente que creemos que suma a nuestras vidas.
Porque para nosotras, y como canta Roxy, los hijos “Son el sol de mi sistema, son mi anís son mi canela, el estribillo que faltaba en mi canción” / “Son el verde de mi tierra, mi refugio en esta guerra…”. Y sí, muchas veces la cagamos, claro. Y tenemos un chingo de defectos como: negadoras (el peor de todos), sobreproctectoras (otro peligrosísimo y con efectos nefastos a largo plazo), algunas les pegan a sus hijos, otras gritamos (como yo) cuando se hartan y hay otras madres que hacen cosas mucho peores, lo sabemos. A esas hay que denunciarlas, directamente.
Pero volviendo a “La medida del amor”, esto va dedicado a las y los opinólogos que se suben a la albarrada: Antes de emitir un juicio o una opinión, pregunten si pueden hacerlo. Sepan de antemano si son incluidas e incluidos en la tribu que la mamá quiere formar para criar a sus hijos. Dejen, en definitiva, que ellas decidan LA MEDIDA DEL AMOR.
Hoy se celebra a las mamás argentinas, por eso me salió todo este rollo. A mí realmente me vale una hectárea de kinotos (por no decir vergas, porque queda feo) lo que opinen sobre la crianza de mis hijos. Sólo sumo a la gente que me suma. Traten de hacer lo mismo. Es un camino largo y para toda la vida esto de la maternidad, así que hay que transitarlo lo mejor posible. Por el bien nuestro y de los nuestros.
Y, como termina Roxy su canción: “Yo decido la medida de mi amor”. Y va con todo el amor.
(La ilustración es de Pablo Bernasconi).